domingo, 20 de diciembre de 2009

Asesinan a Papá Noél en Salamanca




Extraído de la prensa salmantina de esta fría mañana:

La “crisis”, ese fantasma galopante que parece se genera de la nada y de la que ninguna persona o sistema es culpable, ha acabado asesinando también a Papá Noël en nuestra ciudad. Como lo oyen. Varios han sido los cuerpos inertes encontrados, repartidos por toda Salamanca junto a diferentes carteles informativos, generando una inmediata alarma social entre la clase política dirigente. Las autoridades buscan a los culpables de manera insistente y se tomarán todas las medidas que sean necesarias para alcanzar -por medio de otra figura- el consumismo exacerbado que provoca Santa Claus entre la población. En caso de no hacerlo así se dañarán drásticamente los beneficios de El Corte Inglés y de otras grandes multinacionales profundamente afectadas por la crisis...

¡Alto! ¿Lloraremos nosotros por Noël también? No, ni de broma (¡Yankees, go home!). Pero por los que sí nos mostraremos desolados es por los propietarios de la tienda de la esquina -esa de toda la vida y cuyos hijos estudiaban con los tuyos- y que hoy cerrada ha sido ya ocupada por un todo a cien Made in China; por nuestro vecino del quinto y su familia que no llegan a fin de mes para poder pagar la hipoteca de su casa (bueno, la de su banco); por nuestros hermanos que tienen que emigrar fuera de la tierra sin quererlo para encontrar un trabajo digno; por Manuel ese joven mileurista algo trasnochado, pero sobradamente capacitado, y que no llega tan siquiera a fin de mes; por Rosa y Juan que desean tener un hijo con todas sus fuerzas pero la jodida crisis no les permite… por TODOS ellos el MSR Salamanca ha lanzado una nueva campaña informativa que señala a los culpables de la misma: los políticos y el sistema especulativo bajo el que se amparan. Ellos han asesinado a Noël, pero también han asesinado miles de sueños y esperanzas. Y si con algo no se juega es con la vida y con los sueños de los demás. Políticos: algún día os pasaremos factura. Salamanca… ¡Despierta!