domingo, 29 de noviembre de 2009

¿Emigrar los salmantinos? ¡Qué lo hagan sus políticos?

Salamanca lleva al menos medio siglo, demasiados años ya, desangrándose gota a gota, año tras año. Cualquiera que pasee por la ciudad, en fechas que no correspondan al calendario académico universitario, observará que aquí lo que más abunda son las personas mayores. Evidentemente, los que están más entrados en canas son nuestro referente y siempre dignos de respeto como muchas veces hemos manifestado, pero un pueblo no vive solamente de su pasado, de sus rentas. Miles de niños tenían que inundar nuestras calles pero apenas lo hacen unos cuantos, y los pocos que hay, la mitad no son ya ni oriundos de aquí (cada vez en más número). Y por mucho que algunos se emperren en decir que sí, en manifestar que tienen un papel que justifica ser naturales de Salamanca, no es posible. Ser salmantino es mucho más que un DNI.

¿Dónde está la juventud?

La emigración está destrozando nuestra ciudad, nuestra juventud, nuestro futuro. Es una de las mayores lacras de la sociedad charra y ante la que todos pasan como de puntillas para no hacer excesivo ruido. Sin trabajo no hay futuro, todos lo tenemos claro. Pero no es lógico que tengamos una de las Universidades con más renombre de España, con cientos de miles de estudiantes, y que cada año dejemos escapar todo ese enrome potencial. Les formamos en la Universidad de Salamanca para que inmediatamente y tras acabar sus estudios se vayan a trabajar fuera. ¿Dentro de qué mentalidad retrograda entra semejante estulticia? Y lo más lamentable es que este problema de Salamanca es un mal que afecta también a Valladolid, Zamora, Burgos, León… a media España podría decirse. Todos a Madrid sería la consigna que nos dictan nuestros políticos. Convirtiendo a la vez a Madrid en una ciudad masificada, indomable y en la que todos debemos acabar. Y algunos nos negamos en rotundo.




No queremos emigrar, no queremos desarraigarnos, queremos seguir viviendo en nuestra tierra pero tampoco en un puesto para el que no nos hemos formado y cobrando una miseria. Queremos una ciudad vanguardia en ciencia y en investigación, queremos una ciudad en la que la juventud no tenga que emigrar.

¿Responsables?

Culpables de esta sangría hemos de señalar en primer término a los políticos, a los ayuntamientos, que no han sido capaces de ofrecer perspectivas de interés a empresarios; pero culpables también la juventud que sin rechistar lo más mínimo ha ido marchándose paulatinamente de Salamanca. Por eso alzamos nuestra bandera de protesta y manifestamos que los políticos deberían de hacer todo lo posible para que en torno a la Universidad se asienten más centros de investigación y menos grandes almacenes; que a las empresas se les ofrezca de un modo más adecuado y constante el interés que nuestra provincia puede ofrecerles, siendo así preferible para ellos y para los propios trabajadores localizarse en la provincia.

Estimular el asentamiento de industrias es la clave. Tenemos el espacio, tenemos el personal humano capacitado y ofrecemos grandes ventajas frente a las grandes urbes. ¿Qué más nos hace falta? Claro, se nos olvidaba, nos hacen falta políticos competentes, transparentes, y que aspiren a que nuestra ciudad no viva permanentemente del turismo y de la pandereta. Allí es nada.

En las calles de la ciudad

A vueltas con la Nochevieja Universitaria




En estos últimos días venimos observando cómo la Juventud salmantina está alzando sus voces de “rebeldía”, organizando protestas, convocatorias, etc... por una “noble y solidaria” causa. Dicha “noble y solidaria” causa no es nada más y nada menos que la prohibición y consiguiente suspensión de la Nochevieja Universitaria, en la cual decenas de miles de jóvenes se congregan en la Plaza Mayor bajo una marea de botellas alcohólicas, no todos, y alguna que otra sustancia psicotrópica para despedir el año con sus compañeros de clase, trabajo… y seguir celebrándolo por todos los bares de la ciudad, con las consiguientes molestias para los vecinos, suciedad en las calles del centro y todas las consecuencias negativas que dicha celebración conlleva para nuestra ciudad. Parece ser que a esta Juventud no les importa que haya 4,5 millones de parados en este país, que el día de mañana acaben sus estudios y no encuentren trabajo, que no puedan disponer de una vivienda, que no lleguen a fin de mes… mientras puedan disponer de fiesta y más fiesta lo demás les importa una mierda. Eso sí, todos unidos para que no nos quiten “nuestra fiesta”. Nosotros os decimos: para vosotros toda. ¡Qué pena de Juventud!

Mejor que políticos, banqueros y empresarios se recorten sus sueldos...